En la mirada de un niño.

A lo largo de estos meses en los que he podido  ir disfrutando de mi nieto, me he dejado atrapar por esos ojos y esa mirada, en la que se respira ternura y sobre todo aceptación.
¿Pero que les trasmitimos  nosotros?
¿Que mundo les dejamos?
¿Somos realmente partícipes de hacerles un entorno seguro?
En que momento dejamos de pedir las cosas por favor, de alegrarnos del mal ajeno o vecinal, de ese respeto a los mayores, de quedarnos a protestar desde el sillón de la casa por lo que sucede en nuestra isla , por dejar que nos invada el hastío y el aburrimiento.
Haciendo un examen de conciencia, me encontraría en  el 40 %, me he dejado llevar por el trabajo, pero he tratado de conservar los valores que la viejita me ha inculcado,he cuidado y educado a una hija que para ser única no creo haberlo hecho muy mal,  he protestado , pero casi siempre desde la vista del telediario o de la lectura de la prensa.
No tengo una  gran carrera, pero la vida me ha enseñado  que al que espabila dios le ayuda :-)
Perooooooo aún no me he muerto, por lo tanto puedo y quiero hacerlo, quiero pelear, no dejar que el mundo se abata sobre mí  y deseo tambien  que los que estén a mi alrededor lo hagan.
¿De verdad?  nos costaría tanto sentarnos hablar  sin una tele delante, sin que el niño se meta en la habitación con la maquinita , de preocuparnos donde están  y con quienes , evidentemenete con  esa influencia muchas veces negativa, que lamentamos ya demasiado tarde.
Creo que siempre hay tiempo,  mientras se quiera relamente hacer, empecemos con cosas pequeñas y lograremos momentos  increibles.
Estoy en ello, hoy, mañana y siempre.
Un abrazo a mi  familia y a mi isleta.